La princesa Ho Sa Nian recibió una tarde a un intelectual de alto rango que buscaba patrocinadora para publicar su libro. La princesa lo recibió en el salón del Mono Borracho mientras Lu Tao interpretaba una vigorosa composición con el litófono. En aquellos tiempos en que se carecía de tocadiscos, el músico jefe estaba siempre ocupado.
— Habla intelectual, explícame qué puedo hacer por ti que beneficie al pueblo de Quin.
— Mi muy esclarecida princesa, he creado esta gramática de la lengua de Quin. He dedicado mi vida a ella, porque cuando pongo delante de mis ojos la antiguedad de todas las cosas que para nuestro recuerdo quedaron escritas, saco por conclusión que siempre la lengua fue compañera del imperio de Quon. En Quin no hemos seguido esa política. La lengua de Quin hasta ahora anduvo suelta y fuera de toda regla; y por esta causa ha sufrido en pocos siglos muchos cambios, porque, si la queremos cotejar con la de hoy a quinientos años, hallaremos tanta diferencia entre ambas como puede haber entre dos lenguas lejanas. Por ello he escrito esta gramática, para que nuestro idioma quede fijo y siempre se aprenda tal como es hoy.
— Veo muy interesante tu libro. Amplía tus explicaciones y habla libremente. Y tú Lu Tao, no aporrees tan fuerte el litófono que me vas a volver loca.
— Princesa, pretendo que en todas las escuelas nacionales se enseñe la gramática de Quin, que todos los funcionarios tengan que hablar la lengua escrita normalizada, y que los inmigrantes que vienen de Quon sepan que tienen que hablar en chino Quin para realizar sus transacciones comerciales y también en sus puestos de trabajo. El chino Quin tiene que hacerse lengua oficial de nuestro imperio porque está en clara desventaja frente al chino Quon. Los inmigrantes no hacen más que aumentar el problema. Son verdaderos agentes del imperio Quon que nos imponen su cultura y su idioma. En las posadas y tabernas se canta estilo Quon y el habla predominante en nuestra patria el es Quon, debido a los años que estuvimos invadidos por sus infernales ejércitos. Tienen más población, fornican a todas horas, son vagos, su red de caminos es insana...
La princesa Ho Sa Nian comenzó a fumar opio. Se sumió en profunda meditación y contestó al rato:
— Intelectual. Los inmigrantes de Quon no hacen más que trabajar en las canteras. Se les paga barato por su tarea y la venta de piedra nos produce grandes beneficios. Esos inmigrantes se traen a sus familias y procrean más súbditos para Quin, que quedó bastante desabastecida de brazos tras la última guerra. Respecto a tu libro, atónita me hallo ante tus pretensiones, porque una gramática es una herramienta para enseñar una lengua, y no veo por qué el lenguaje hablado habría de enseñarse. En nuestro reino cada uno de los súbditos obtiene un perfecto dominio sobre su lengua sin ningún problema. Y no le incumbe al emperador interferir en ese dominio que nace del hogar de cada cual. Publicaremos diez copias de tu gramática, pero no habrá idioma oficial en Quin mientras yo sea princesa.
El intelectual salió del salón haciendo grandes reverencias y dando las gracias. Cuando Ho Sa Nian quedó a solas con Lu Tao (y con cuarenta eunucos), le habló de esta forma.
— Lu Tao, ¿no crees que este intelectual está completamente loco? Pretender que en la escuela se enseñe a hablar es una verdadera pérdida de tiempo. Y hacer del idioma un arma política es una insensatez que no dará más que problemas. Pienso que esas ideas no se impondrán jamás. ¿Qué opinas Lu Tao?
— Princesa, tus enormes errores como gobernante, tu falta de visión política y tu incapacidad para predecir el futuro demuestran tu gran sabiduría. Espero que vivas mil años.
La princesa siguió fumando indiferente, recibiendo intelectuales y escuchando canciones de taberna, hasta bien entrada la noche.
domingo, 2 de septiembre de 2007
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